La familia no sanguínea, ésa familia que escogemos

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Contrario a lo que se espera por la mayoría de las personas, uno mantiene contacto frecuente con la familia. Hoy con tantos medios de comunicación, es mucho más fácil, y podemos hasta vernos, simular una reunión familiar estando a kilómetros de distancia. En mi caso, no es lo frecuente, mi familia siempre ha estado lejos. La única hermana que le queda a mi madre, vivió por 18 años en Rapa Nui. Hace un año se vino al continente y hemos retomado el contacto, lo que me ha hecho muy feliz, por que descubrí que con mi tía Ana tenemos muchas similitudes, intereses, creencias, pensamientos.

Por otro lado, tengo una familia no sanguínea, con la generé ese lazo en los años de mis estudios de enseñanza media. Fue la familia de apoyo con la que me sentía protegida, querida, y muy bien recibida siempre. Con ellos aprendí a conocer como eran las familias con padre y madre, las familias con varios hermanos, donde las bromas y travesuras eran naturales, donde el apoyo mutuo era constante, donde los padres eran estrictos pero amorosos.

A modo de resumen, con esa familia me siento como en mi casa, amo el lugar donde viven, amo el paisaje que les rodea, amo los inumerables caminos que llevan a los diferentes pueblos y poblaciones, amo ese río que hoy yace seco y que otrora fuera de un caudal abundante y constante, donde su ruido podía escucharlo desde mi cama antes de dormirme.

Este fin de semana, estuve en una celebración familiar a la que fui invitada. Fue como antes, como antes de casarme, cuando me iba para allá (hablo de Til Til), debía preparar mi ropa para llevar, y la ropa con la que me vestiría para irme. La diferencia estaba en los horarios de los buses, que ahora desconocía, Antes había una frecuencia de 30 minutos en las salidas, entonces no era una preocupación, solo era cosa de llegar al terminal. Además, me quedaba muy cerca, salían desde la calle Av. La Paz. He regresado muchas veces a verlos, pero no me había tocado irme en bus.

Volver a ver a la familia de Quillota, fue tan lindo, me hizo recordar muchas cosas vividas, lindas y no tanto. Los hechos te marcan siempre, y tenemos un pasado en común con todos ellos.

La festividad se trataba de un almuerzo familiar, el matrimonio cumplía 59 años, por lo tanto el grupo fue muy acotado, solo la familia más cercana. Me honraron con considerarme nuevamente como tal. De todos modos, así me siento siempre. Llegó la familia de Quillota, el profesor Patricio González con su nieta de 12 años, los hijos, los nietos, y los bisnietos. El más pequeñito, de solo 5 meses.

Fue un momento tan feliz para mi, me preguntaban por mi vida, como había estado durante todo este tiempo sin vernos. Claro eso no resulta extraño, las personas siempre preguntan eso cuando pasa tiempo sin ver a alguien, pero en el fondo no siempre hay un real interés en saber qué ha pasado. Esta vez, me sentí muy escuchada, y a la vez, agradecían conmigo lo bendecida que he sido con mi trabajo. El poder trabajar durante la pandemia, y ahora poder hacerlo a distancia. Se alegraron de que no hubiese perdido el trabajo, que pudiera seguir trabajando en un momento tan complicado para todo el planeta. Por cosas como esa, es que yo siempre digo que “Dios me quiere mucho”.

La conversación con el profesor, que fue profesor de mis amigos, Alén e Isabel, y a raíz de eso nació la amistad de la familia con él y su familia. El profesor sufrió la pérdida de su señora, (Inés) hace relativamente poco, unos dos años, fue una conversación muy entretenida, interesante y profunda, le conversé cosas que generalmente no llego y cuento a nadie, sin embargo, con él sentí la confianza necesaria, me sentí cómoda, que mis palabras y relato no sería visto como algo raro y que me comprendería bien. Se me pasó la hora demasiado rápido.

Agradecida de mi amigo Alén, agradecida del universo, por darme estos regalitos. Hoy vivo más ailada de todo, de los amigos, y sobretodo, de los no tanto. Me he vuelto más sedentaria que nunca, y aunque tengo clarísimo que debo hacer ejercicio, es algo que se mantiene pendiente.

Acerca de Betmi

Madre, hija, mujer. Amo los animales, me sensibilizan especialmente los perros y gatos. Con un profundo interés por aprender de todo. Deseo escribir desde antes de saber hacerlo. Me gusta leer y tejer. Amiga de pocos.
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